Estimados, a continuación comparto aquí columna de opinión que inaugura espacio de Publicaciones del Facebook de Creación Ciudadana, Plataforma en la cual participo.
¿Por qué no debemos olvidar el estallido social del 18 de octubre de 2019? ¿Por qué debemos considerarlo un hito de libertad?
Porque son muchas las inequidades e injusticias que, aún conocidas, según entendíamos desde nuestras particulares tribunas, sorprendentemente casi al finalizar la segunda década del S. XXI, recién desde esa fecha se han permitido denunciar a viva voz, en comunión y en los espacios públicos, hoy recuperados para la libre expresión y posterior deliberación democrática. Sin duda, consecuencia del despertar sin miedo de los no privilegiados, ante la posibilidad de concreción de grandes esperanzas por largo plazo dormidas.
Los que aquí participamos, deseamos profundos cambios a la institucionalidad chilena, pero sobretodo la eliminación de aquellas cadenas invisibles que han logrado que lo individual se imponga a lo general, como idea de normalidad en nuestra comunidad política. Como equivocada idea de que aquel constituye el ADN político del chileno.
Es un deber abogar aquí por la eliminación de la lógica de la sapiencia restrictiva, absurda, vanidosa y protectora a disposición y lucha de los intereses de la aplanadora del gran empresariado impuesta como única verdad sobre aquellos a quienes por décadas se nos negó la participación política más allá del voto.
La pandemia del Coronavirus ha revelado con dramatismo la vulnerabilidad en que vivimos millones de chilenos. Habitantes de Chile que tienen derecho a vivir y habitantes de Chile a quienes orientar para la muerte. Altos e insospechados niveles de cesantía, impotente ausencia de salud, hambre, frío y una incierta e indigna protección para la vejez, no son parte de una profecía, ya conviven con nosotros.
La discusión esta semana, tanto en la Moneda como en el Congreso Nacional, sobre el retiro del 10% desde las AFP, es una expresión más de la precariedad manifestada y la pobreza, miseria y bajeza política de quienes detentan temporalmente el poder. Pero, también, es expresión de una gran paradoja para nuestro actuar: la frustración, por un lado y la esperanza, por otro.
Lo anterior, me ha recordado como comienza su ensayo: "¿Qué es el Tercer Estado?" el Abate Sieyès. Allí señalará: "El plan de este trabajo es bastante sencillo. vamos a hacernos tres preguntas:
1) ¿Qué es el Tercer Estado? (Léase Pueblo) TODO.
2) ¿Qué representa actualmente en el orden político? NADA.
3) ¿Qué pide? LLEGAR A SER ALGO.
He ahí, estimados amigos la esperanza. Aquella que sigue reclamando consideración desde el fin del Antiguo Régimen. Quizá la razón fundamental de este espacio de libertad que hemos bautizado como CREACIÓN CIUDADANA.
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