Aún cuando muchos se preguntan
estos días ¿quién ganará las presidenciales el próximo 17 de noviembre?, estimo
que la interrogante debería ser otra: ¿la obtención del triunfo presidencial de
Michelle Bachelet será en primera o segunda vuelta? La resolución de esta
última requiere un pronóstico electoral, el que no es posible realizar con
exactitud. Y ello porque no existe claridad sobre el efecto que tendrá el voto
voluntario sobre la participación electoral. Hecho determinante para los
futuros análisis electorales. Sin embargo, aquello no me impide compartir
algunas ideas ante dos posibles escenarios: alta participación o baja
participación electoral.
En ciencia política, en análisis sobre comportamiento
político-electoral, existe una ley: un proceso electoral con alta
competitividad determina una alta participación. A modo de ejemplo, cuando
George Bush hijo postulaba por el Partido Republicano para su reelección, el
Partido Demócrata presentaba al Senador John Kerry como su abanderado. El
contexto nacional e internacional en que estaba envuelto EEUU a la época y, la
distinta visión de país de ambos candidatos, generó una gran disputa, produciendo
aproximadamente 15 millones más de votantes. Pues bien, si esa fuera la
realidad chilena, es decir, existiera una alta competencia entre Bachelet y
Matthei, deberíamos tener una alta participación electoral. En ese escenario,
el voto duro y cautivo de Bachelet no sería suficiente para ganar en primera
vuelta. Pero, ante una inexistente competitividad entre ambas candidaturas, la
participación no debería ser alta, permitiendo a Bachelet ganar en primera
vuelta con la sola sumatoria de votos obtenidos en las primarias presidenciales
de su sector.
A esta altura es posible aseverar que Bachelet no
tiene competencia. No lo son ni Matthei ni Parisi ni mucho menos MEO. No
obstante, insisto en que no tenemos como saber el efecto del voto voluntario en
este proceso. No tenemos como saber si en definitiva los jóvenes, aquellos recientemente
incorporados al padrón electoral, van a sentirse entusiasmados o seducidos por
alguna opción presidencial. Ahora bien, esta incertidumbre permite la posibilidad
que este domingo un aumento en la participación electoral no responda a una alta
competitividad sino que se explique en el llamado a votar que Bachelet y su
comando ha realizado para ganar en primera vuelta. Entonces, si ello se
concretara ¿cómo deberíamos interpretarlo? Como un directo castigo al gobierno
de Sebastián Piñera y la Alianza. Ello nos hace recordar otra ley: las
elecciones no las gana la oposición siempre las pierde el gobierno. Porque un
gobierno tiene todas las armas a disposición para generar los incentivos
selectivos, mientras está en el poder, para mantenerse en él. Armas de las que
carece la oposición.
¿…Y los otros temas? Permítanme compartir sólo
algunas líneas para el ámbito parlamentario y la elección de Consejeros
Regionales. Identifico en la provincia tres tipos de candidatos al Consejo
Regional: Primero, los que se repostulan, saben su labor y, en consecuencia,
merecen el apoyo ciudadano para continuar, como mi colega Patricio Pinilla.
Segundo, los que no tienen idea para lo que son candidatos (profesores, ex
alcaldes, doctores y otros) que prometen lo impensado, lo no permitido y, que
con desespero sólo buscan un sueldo más. Y, tercero, aquellos que como Javier
Belloy y Luis Candia, por conocimiento, iniciativa, capacidad y entrega merecen
ser electos. Es que no basta el carisma y el simple apoyo partidista para esta
función, se requiere mucho más para fiscalizar al intendente y administrar
fondos que serán fundamentales para el progreso de nuestra región.
Algunos amigos comentan que en lo parlamentario está
todo definido, no encontrando por ello incentivo para participar, mientras
otros ante la diversidad de candidatos piensan definirse bajo la lógica “del
diablo conocido”. Aunque en el distrito está claro que no existirá doblaje, es
una oportunidad para castigar los bajos desempeños, la incapacidad de liderazgo
y el olvido de los electores. La renovación de representantes es sana para la
política y, en especial para los dos bloques políticos más fuertes de la zona. Existen
suficientes y sólidos argumentos democráticos para que Cristóbal Urruticoechea,
por una parte y, Roberto Poblete, por la otra, reciban en este proceso, la
confianza del electorado angelino y sus alrededores. En la circunscripción
senatorial Octava Cordillera tampoco habrá doblaje, sus cupos serán compartidos
por la Alianza y la Nueva Mayoría.
Termino esta columna haciendo un reconocimiento a
Odette Carrasco, valiente por donde se le mire. Quien se atrevió a desafiar la
marginación política de género levantando una candidatura senatorial desde Los
Ángeles, gritándole a las cúpulas partidistas santiaguinas que también esta
tierra posee sus propios liderazgos.
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