El término lobbying parece ya
haberse incorporado definitivamente a nuestro cotidiano vocabulario, sin
embargo el poco conocimiento de él, o por qué no decirlo, la total ignorancia
que existe respecto de la mayoría ciudadana frente al término, han hecho que a
menudo se haga un mal uso de él. Pues, corrientemente se le asimila a conductas
vulneradoras del principio de probidad o, con actividades delictuales como las
ejercidas por la mafia y el crimen organizado. “... hasta no hace tiempo, se consideraron como fuerza siniestra oculta
en los cimientos de la democracia moderna y sinónimo de fraude, corrupción y
abusos. Aún hoy tienen un cierto sentido peyorativo, aunque los norteamericanos
trataron regularlos legalmente, mediante la Federal regulación of lobbying act
de 1946, que, entre otras exigencias, obliga a personas o grupos a inscribirse
en registros especiales del congreso y a llevar una contabilidad minuciosa.
Pero el resultado no parece haber sido satisfactorio. La astucia siempre es más
hábil que la buena fe” (Romero
Cesar, Enrique, Estudios de Ciencia
política y Derecho Constitucional, Universidad Nacional de Córdoba,
Dirección General de Publicidad, Córdoba (R.A.), 1961, p. 80).
Los
autores no parecen ponerse de acuerdo frente al complicado tema de determinar
el origen del lobbying. Para algunos éste habría nacido en Inglaterra, en cambio
para otros, en los Estados Unidos. En el siglo XVIII en Inglaterra, tomaron el
nombre de lobby los diversos salones, que se encontraban situados con
anterioridad al recinto que servía de sesiones a la cámara de los comunes, y en
ellos se hizo bastante común la costumbre de esperar y acosar a los
parlamentarios ingleses con el fin de obtener ciertos favores que decían directa relación con
intereses políticos y comerciales. Pero esta costumbre sólo se formalizó en
Inglaterra como estructura parlamentaria, en febrero de 1884. En América, hacia
el año 1829 las palabras lobby y lobby-agents eran de normal uso en lo Estados
Unidos. Es en el Estado de New York durante este mismo año donde se concuerda
que habrían nacido estos términos, ya que aquí se conocían como lobby-agents a los buscadores de
servicios o ayudas especiales que asediaban continuamente el capitolio de New
York, ubicado en Albany. Años más tarde ya no serían conocidos como
lobby-agents sino que como lobbyist y ya no sólo en el estado de New York sino
que tal costumbre ya se había extendido con total rapidez hacia la capital
estadounidense. “Entonces sí aparece la
versión neotérica del lobby, que ya no es sala de espera, sino más
escrupulosamente pasillo, antesala, de manera que tampoco debe descartarse del
todo la posibilidad de que en realidad la voz se haya acuñado en el lobby del
Hotel Willard, de la capital estadounidense, en el década del 1830.Pero, con la
misma rapidez con que se extendía tal práctica, de la misma forma se hacían
presente duras críticas a esta actividad, y es así como en el mismo año de 1829
Demis Tilden Lynch escribe el libro “Epoch and the man” donde hace referencia
en un párrafo al lobby, diciendo: “Corruption has erected her court on the
heights of the hudson, in the Albany, in the lobby of the legislatures. Her
throne was the lobby” (“La corrupción ha erigido su corte sobre las alturas del
hudson, en Albany, en el lobby de la legislatura. Su trono fue el lobby”). (Alonso Piñeiro Armando, El Quinto Poder: Teoría y Práctica del
Lobbying, Macchi Grupo Editor S.A., Ediciones Macchi, Buenos Aires Argentina
1992, p. 4 s.)
En aquella época el lobbying, no cabe duda que era
asimilado con la corrupción, pues existía la sensación que, a través de esta
actividad, sólo se buscaba alcanzar el poder político y manipularlo en
dirección a determinados intereses.
En 1876, la cámara de representantes resolvió exigir
el registro de los lobbistas en la secretaría de la cámara, obligación que se
fue cumpliendo en varios estados de la unión. En 1877, la constitución del
estado de Georgia consideraba realizar la actividad de lobbying como un delito.
En 1890, el Estado de Massachussets dicta la Federal Regulation Lobbying Act,
que forma parte del capítulo III de la Legislative Reorganization Act del mismo
año, que fue propuesta por el Joint committee on the organization of congress,
y que se convierte en el primer texto regulador de la actividad del lobbying. En
1913, el Senador por Iowa, William Kenyon, como consecuencia de variadas
pruebas documentales, que señalaban una floreciente corrupción determinada por la presión que desarrollaban
estos grupos de lobbying, presentó una propuesta legislativa, la lobbying
disclosure legislation, que se encontró con la férrea oposición que
establecieron las asociaciones de granjeros y de los sindicatos, que a través
de sus representantes se unieron con los lobbistas, que también se oponían,
impidiendo que tal propuesta se votara. Así la actividad se siguió
desarrollando, alcanzando un alto grado de respeto que vino acompañado de un
marco regulatorio que se alcanzó en 1946, con el reconocimiento que le dio la
Ley lafollette-Monroney, que se conoció oficialmente como National Legislative
Reorganization Act, sancionada el 2 de agosto, propuesta de los legisladores
que le dieron su nombre a la ley, la que hoy se encuentra muy desarrollada por
la promulgación de la Lobbiyng Disclosure Act de 1995.
Definiciones
Etimológicamente la palabra
Lobbying deriva de Lobby que viene a significar pasillo, corredor, antesala,
término que nos recuerda al Parlamento Británico, pues en los salones contiguos
al recinto de toma de decisiones, los legisladores ingleses eran esperados y
acosados por importantes personalidades de aquel mundo político y, sobretodo,
empresarial, para formularles diversas peticiones y demandas en defensa de sus
particulares intereses.
También nos parece de gran importancia destacar, la
relación etimológica que encontramos entre el término inglés Lobby y el término
Lobium del latín medieval, que nos conduce a la palabra Lobia, la que
representa a los lugares de libaciones no permitidas en celdas o refectorios.
En 1956, el entonces futuro Presidente de los Estados
Unidos de Norteamérica, John Fitzgerald Kennedy, pronunciaría un alegato, que
en su esencia contendría lo que podríamos denominar una definición de la
actividad de Lobbying, la que por su claridad y por la importancia de quien la
emitió, la consignamos en este trabajo: “Los lobbyists son en la mayoría de los
casos técnicos expertos y capaces de explicar temas complejos y difíciles de
una manera clara y comprensible. Sostienen diálogos personales con miembros del
Congreso en los cuales explican en detalle la razón de las posiciones que
defienden. Los lobbyists preparan resúmenes, análisis de leyes, proyectos y
memorandums para uso de los legisladores y de las comisiones. Son
necesariamente maestros en sus temas y, de hecho, casi siempre proveen
estadísticas útiles e información difícil de obtener. Concedemos que ambas
cosas provienen de fuentes parciales, pero tal procedimiento no difiere de la
avocación de los abogados ante la Corte de Justicia, que ha probado ser tan
exitosa en la solución de controversias judiciales. Puesto que nuestra
representación parlamentaria está basada en límites geográficos, los lobbyistas
que hablan en nombre de los varios intereses económicos, comerciales y otros de
tipo funcional de esta nación, sirven a un útil propósito y han asumido un
importante papel en el proceso legislativo” (Alonso Piñeiro Armando, El Quinto
Poder: Teoría y Práctica del Lobbying, Macchi Grupo Editor S.A., Ediciones
Macchi, Buenos Aires – Argentina 1992, p. 61.).
A continuación presentamos una serie de definiciones
de lobbying, seleccionadas y citadas por Jordi Xifra (Xifra Jordi, El
Lobbying: Como Influir Eficazmente en las Decisiones de las Instituciones
Públicas, Ediciones Gestión 2000 S.A., Barcelona, 1998, p. 23 ss.).
Para Farnel el Lobbying es una actividad consistente
en proceder a intervenir para influenciar directa e indirectamente los procesos
de elaboración, aplicación, o interpretación de medidas legislativas, normas,
reglamentos y, generalizando, de toda intervención o decisión de los poderes
públicos.
Según Pierre-Louis Dubois y Alain Jolibert Lobbying
designa la creación o la utilización de un lobby cuando éste último pretende
influenciar a una organización para obtener una medida política, jurídica,
económica, social, etc., que le sea favorable.
Bernardet, Bouchez y Pihier señalan que Lobbying es
el arte de comunicar con las instancias políticas y administrativas para
obtener una inflexión de los proyectos legislativos o reglamentarios o una
revisión de las leyes y reglamentos en un sentido favorable a las instancias
profesionales y a las empresas.
Para Thierry Lefébure practicar el Lobbying es, sobre
todo, analizar y comprender un problema, a fin de explicar su tenor y sus
consecuencias a aquellos que poseen el poder de decidir.
Según Dominique Boivin el Lobbying describe la
actividad que ejercen generalmente los grupos en sus relaciones con el aparato
del estado, con la finalidad de hacerle actuar en un determinado sentido.
Para Lester W. Milbrath lobbying es la actividad
mediante la cual el encargado de la misma (el lobbista) se comunica con una
persona del gobierno con facultad para tomar decisiones a fin de tratar de
influir en lo que ésta hará (o no hará) respecto a determinado asunto.
Según Patrick Romagni el lobbying es un conjunto de
técnicas de información y de comunicación utilizadas para orientar una decisión
hacia un sentido favorable al interés general.
Por su parte, Jordi Xifra plantea dos definiciones de
Lobbying, una amplia y otra de carácter restringido.
En su definición amplia, entiende por Lobbying el
proceso planificado de comunicación de contenido predominantemente informativo,
en el marco de la política de relaciones públicas, de la empresa u organización
con los poderes públicos, ejercido directamente por ésta, o a través de un
tercero mediante contraprestación, que tiene como función intervenir sobre una
decisión pública (norma o acto jurídico; en proyecto o en aplicación) o
promover una nueva, transmitiendo una imagen positiva basada en la credibilidad
de los argumentos defendidos que genere un entorno normativo y social
favorable, y con la finalidad de orientarla en el sentido deseado y favorable a
los intereses representados.
En su definición restringida, entiende por Lobbying
el proceso de comunicación, de relaciones públicas de una organización,
dirigida a los poderes públicos y destinados a conseguir la adhesión de éstos
para que orienten su toma de decisiones en el sentido deseado y favorable a los
intereses de la organización.
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