Sobre el sistema electoral binominal chileno se
ha hablado y escrito bastante. Los proyectos legales por eliminarlo, cambiarlo
o transformarlo han sido innumerables en los años posteriores al retorno de la
democracia. Todos ellos, sin éxito en su tramitación parlamentaria. Recordemos
lo esencial de este sistema. El sistema electoral para elecciones de diputados
y senadores quedó establecido en el Art. 109 bis de la Ley 18.700 orgánica
constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios. Los 120 diputados se
eligen por distritos electorales. Establece que habrá 60 distritos electorales
y cada uno elegirá dos diputados. Los Senadores se eligen por circunscripciones
senatoriales. Cada circunscripción elige dos senadores.
¿Cómo funciona este sistema? Cada lista electoral puede llevar sólo dos nombres para diputados o senadores, en caso de partidos políticos o lista electoral. Las listas independientes sólo pueden llevar un candidato para diputado o senador. Al final del proceso se suman los votos de la lista, es decir, los obtenidos por los candidatos que lleva cada lista. ¿En qué situación una lista se lleva los dos cupos? Cumpliendo dos requisitos copulativos: 1. Que la lista alcance el mayor número de sufragios, y 2. Que aquella lista más votada exceda en el doble de votos a la lista que le siga en número de sufragios. Si lo anterior no ocurre, ¿qué sucede? Elegirán un cargo cada una de las listas que obtengan las dos más altas mayorías de votos totales. Es posible aseverar que este sistema es un gran obstáculo para nuestra democracia. Pues, por un lado, excluye a fuerzas políticas y disminuye la representatividad en el Congreso Nacional del total de la ciudadanía. El sistema obliga a competir en conglomerados o coaliciones. Quienes no compitan de aquella forma quedan absolutamente disminuidos en sus posibilidades reales de acceder a un escaño en el Congreso. No nos equivoquemos pensando que en la última elección parlamentaria de diputados el Partido Comunista de Chile logró romper con el sistema binominal. Es cierto que dicho partido logró la elección de tres de sus militantes como diputados (Hugo Gutiérrez en el distrito 2; Lautaro Carmona en el distrito 5 y; Guillermo Teillier en el distrito 28) y con ello el ingreso al Parlamento de una fuerza política excluida por años y, por cierto, generando mayor representatividad en dicho órgano legislativo, pero aquello no ha sido por el quiebre del sistema binominal, como se ha dicho. Aquello es un error. El sistema sigue ahí. La representación alcanzada por el Partido Comunista se debió a un pacto electoral con el Partido Demócrata Cristiano. De ahí que una no renovación de dicho pacto podría eventualmente nuevamente dejarlo fuera del sistema. Pero, por otro lado, también este sistema electoral produce un gran daño a nuestra democracia, y ello, por como están construidas las unidades político-administrativas para la elección de diputados. A modo de ejemplo, tan solo pensemos en el distrito 23 (Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura) con 210.000 ciudadanos, el distrito 44 (Chiguayante, Concepción, San Pedro de la Paz) con 178.303 ciudadanos y, el distrito 47 (Alto Bio-Bio, Antuco, Laja, Los Ángeles, Mulchén, Nacimiento, Negrete, Quilaco, Quilleco, San Rosendo, Santa Bárbara y Tucapel) con 151.030 ciudadanos, que eligen los mismos dos diputados por distrito que los 42.207 ciudadanos del distrito 59 (Aysén, Chile Chico, Cisnes, Cochrane, Coyhaique, Guaitecas, Lago Verde, O’ Higgins, Río Ibáñez, Tortel) y que los 47.135 ciudadanos del distrito 6 (Alto del Carmen, Caldera, Freirina, Huasco, Tierra Amarilla, Vallenar). Datos que se traducen en que el voto de un ciudadano de Coyhaique, vale 5 veces más que el voto de un ciudadano de Las Condes; 4, 2 veces más que el voto de un ciudadano de Concepción y 3,6 veces más que un ciudadano de Los Ángeles. Y el voto de un ciudadano de Vallenar o Huasco vale 4,5 veces más que el de un ciudadano de Vitacura; 3,8 veces más que un ciudadano de Chiguayante y 3,2 veces más que el de un ciudadano de Laja.
¿Cómo funciona este sistema? Cada lista electoral puede llevar sólo dos nombres para diputados o senadores, en caso de partidos políticos o lista electoral. Las listas independientes sólo pueden llevar un candidato para diputado o senador. Al final del proceso se suman los votos de la lista, es decir, los obtenidos por los candidatos que lleva cada lista. ¿En qué situación una lista se lleva los dos cupos? Cumpliendo dos requisitos copulativos: 1. Que la lista alcance el mayor número de sufragios, y 2. Que aquella lista más votada exceda en el doble de votos a la lista que le siga en número de sufragios. Si lo anterior no ocurre, ¿qué sucede? Elegirán un cargo cada una de las listas que obtengan las dos más altas mayorías de votos totales. Es posible aseverar que este sistema es un gran obstáculo para nuestra democracia. Pues, por un lado, excluye a fuerzas políticas y disminuye la representatividad en el Congreso Nacional del total de la ciudadanía. El sistema obliga a competir en conglomerados o coaliciones. Quienes no compitan de aquella forma quedan absolutamente disminuidos en sus posibilidades reales de acceder a un escaño en el Congreso. No nos equivoquemos pensando que en la última elección parlamentaria de diputados el Partido Comunista de Chile logró romper con el sistema binominal. Es cierto que dicho partido logró la elección de tres de sus militantes como diputados (Hugo Gutiérrez en el distrito 2; Lautaro Carmona en el distrito 5 y; Guillermo Teillier en el distrito 28) y con ello el ingreso al Parlamento de una fuerza política excluida por años y, por cierto, generando mayor representatividad en dicho órgano legislativo, pero aquello no ha sido por el quiebre del sistema binominal, como se ha dicho. Aquello es un error. El sistema sigue ahí. La representación alcanzada por el Partido Comunista se debió a un pacto electoral con el Partido Demócrata Cristiano. De ahí que una no renovación de dicho pacto podría eventualmente nuevamente dejarlo fuera del sistema. Pero, por otro lado, también este sistema electoral produce un gran daño a nuestra democracia, y ello, por como están construidas las unidades político-administrativas para la elección de diputados. A modo de ejemplo, tan solo pensemos en el distrito 23 (Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura) con 210.000 ciudadanos, el distrito 44 (Chiguayante, Concepción, San Pedro de la Paz) con 178.303 ciudadanos y, el distrito 47 (Alto Bio-Bio, Antuco, Laja, Los Ángeles, Mulchén, Nacimiento, Negrete, Quilaco, Quilleco, San Rosendo, Santa Bárbara y Tucapel) con 151.030 ciudadanos, que eligen los mismos dos diputados por distrito que los 42.207 ciudadanos del distrito 59 (Aysén, Chile Chico, Cisnes, Cochrane, Coyhaique, Guaitecas, Lago Verde, O’ Higgins, Río Ibáñez, Tortel) y que los 47.135 ciudadanos del distrito 6 (Alto del Carmen, Caldera, Freirina, Huasco, Tierra Amarilla, Vallenar). Datos que se traducen en que el voto de un ciudadano de Coyhaique, vale 5 veces más que el voto de un ciudadano de Las Condes; 4, 2 veces más que el voto de un ciudadano de Concepción y 3,6 veces más que un ciudadano de Los Ángeles. Y el voto de un ciudadano de Vallenar o Huasco vale 4,5 veces más que el de un ciudadano de Vitacura; 3,8 veces más que un ciudadano de Chiguayante y 3,2 veces más que el de un ciudadano de Laja.
Realmente es importante modificar el sistema electoral, no solo para agrupar a mayores fuerzas sociales y políticas en el Congreso Nacional y así aumentar la representatividad de la población, si no que además, urge como nación, tener un sistema, que realmente sienta las bases de una verdadera Democracia.
ResponderEliminarEl país, no puede seguir dividiéndose los escaños en dos coaliciones, que en muchos de los casos, no representan el sentir del electorado.
Por ejemplo, para las primeras elecciones parlamentarias de 1989, tras el fin de la dictadura, los candidatos a Senadores por la Concertación, don Ricardo Lagos y don Andrés Saldívar, obtuvieron el 30,62% y 31,27% de los votos respectivamente, mientras que el pacto Democracia y progreso (UDI-RN), obtuvieron el 15,31% con don Miguel Otero y el 17,19% con don Jaime Guzmán. Siendo en definitiva electos, Andrés Saldívar y Jaime Guzmán, este último, ganando el cupo a Ricardo Lagos, quien obtuvo ciento ochenta mil votos más que Guzmán.
Imperante es reforzar nuestra institucionalidad y por sobre todas las cosas, recuperar nuestra identidad nacional. Por lo cual es trascendente modificar el sistema electoral binominal, por uno quizás proporcional, analizando siempre, mejores opciones, que aseguren que todos los actores sociales sean escuchados y representados en el Honorable Congreso Nacional y he ahí la esencia de la Gobernabilidad, Desarrollo y Sustentabilidad de un país.