martes, 28 de mayo de 2013

Los reemplazos parlamentarios



Señala el Art. 51 Constitución Política de la República de 1980 que, “Las vacantes de diputados y las de senadores se proveerán con el ciudadano que señale el partido político al que pertenecía el parlamentario que produjo la vacante al momento de ser elegido.
Los parlamentarios elegidos como independientes no serán reemplazados.
Los Diputados o Senadores independientes que postularon integrando lista con uno o más partidos políticos serán reemplazados por el ciudadano  que señale el partido indicado por el respectivo parlamentario al momento de presentar su declaración de candidatura”.


Esta norma tiene por espíritu, aunque no lo dice expresamente, reemplazar las vacantes de parlamentarios que se produzcan a causa de muerte o incapacidad sobreviniente. Así sucedió con el fallecimiento, por un infarto al miocardio, del diputado de Renovación Nacional (RN) don Pedro Álvarez-Salamanca quien fue reemplazado por la militante del mismo partido doña Lili Pérez San Martín. De igual modo ante el fallecimiento, a causa de un cáncer hepático, del diputado del Partido Socialista (PS) don Juan Bustos Ramírez quien fue reemplazado por el socialista don Marcelo Schilling Rodríguez. Sin embargo, la aparente claridad de esta norma, de su aplicación es posible deducir dos grandes problemas. Por una parte, una cuestionada legitimidad de los reemplazantes y, por otra, una errónea interpretación con nefastas consecuencias. 

En cuanto al primer problema, este está dado porque la elección del reemplazante queda bajo el arbitrio del partido político al que pertenecía o bajo el cual había postulado el parlamentario que será reemplazado. Ello, conlleva expropiar del escrutinio ciudadano la elección del nuevo parlamentario y, afianzar la fuerza de los partidos políticos, es decir, consolidar lo que la doctrina ha denominado Dictadura de los Partidos. Pues, nada asegura que los votantes de un candidato aprueben a su reemplazante, aún cuando ambos pertenezcan al mismo partido político. No es descabellado pensar en la impotencia de aquellos votantes que no se sienten representados ni identificados por el parlamentario así elegido en reemplazo de aquél que ellos votaron democráticamente. En cuanto al segundo problema. Este surge con la designación de la Diputada del Partido Por la Democracia (PPD) Carolina Tohá como Ministra de Estado por la Presidente de la República Michelle Bachelet. Al renunciar la señora Tohá al parlamento el PPD designa como su reemplazante a don Felipe Harboe, ex Subsecretario del Interior del Gobierno de Bachelet. Este movimiento político, o enroque político, como fue denominado, es un claro ataque a la separación de los poderes del Estado, es decir, corresponde a una abierta intervención de un poder del Estado, el Ejecutivo, sobre otro, el Legislativo. Mientras el señor Harboe había dejado su cargo en el gobierno con el fin de postular a un escaño en la cámara de diputados, la diputada Tohá había manifestado su intención de no ir a la reelección y apoyar los intereses de la Concertación en otros frentes. Con este enroque político el Gobierno de Bachelet logra dar lugar a los nuevos intereses de la señora Tohá e intervenir en la integración de la cámara de diputados, pues le da una plataforma privilegiada al ahora diputado Harboe para que se de a conocer más públicamente y asegurar el escaño para la próxima elección. Con esto se verifica una clara competencia desleal en el ámbito electoral por parte del señor Harboe, ya que tiene posición única negada a sus futuros contendores. Aunque la norma anterior a la actual tampoco era de mi total agrado, conllevaba un espíritu más representativo de los intereses ciudadanos, pues ante la vacancia de un cargo parlamentario, éste era reemplazado por su compañero de lista. Puede que el reemplazante haya obtenido un número muy menor de sufragios respecto de su compañero de lista a reemplazar, pero sin duda, la grandeza de su elección es haberse sometido al escrutinio público. Así ocurrió con el militante (RN) don Miguel Otero que reemplazó al asesinado senador por la Unión Demócrata Independiente (UDI) Jaime Guzmán y, con el militante del Partido Radical Social Demócrata (PRSD) Guillermo Vásquez que reemplazó al desaforado senador Demócrata Cristiano (DC) Jorge Lavandero.      

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