sábado, 29 de agosto de 2020

Comentario Político Constitucional Sobre el Último Cambio de Gabinete de Sebastián Piñera. Julio M. Muñoz Villa (Miembro de Creación Ciudadana)

    Aunque ya han pasado varias semanas desde el último cambio de gabinete realizado por el presidente Sebastian Piñera, el análisis del mismo, desde otra perspectiva, por una parte, nos permite visualizar que el mecanismo constitucional que lo autoriza vulnera el principio democrático y, por otra, que hoy su utilización tiene por fin obstaculizar un proceso electoral imparcial de cara al plebiscito del 25 de octubre del presente año. Proceso histórico para nuestra comunidad política que podría ser la lápida que termine por enterrar la Constitución de 1980.

    El último cambio de gabinete del segundo gobierno de Sebastián Piñera ha vuelto a resucitar una ya antigua polémica constitucional. Ello, a consecuencia, de la designación de parlamentarios como ministros de estado. Siendo el 2009 la primera vez que pudimos apreciar sus negativas consecuencias. Ideas, por cierto, aquí vertidas, extraídas de un escrito y conferencia realizadas por aquella época y a consecuencia de dicho hecho. Mecanismo que coloquialmente se ha denominado silla musical o enroque político. Y que, ocurre cuando se dan las hipótesis contempladas en los artículos 54 inciso 4º y siguientes y el 59 de la Constitución Política de 1980.Lo que nos obliga antes de continuar, a leer lo que nos dicen estas normas constitucionales.

sábado, 1 de agosto de 2020

LA FLOR INEXISTENTE De MIGUEL SERRANO (inspirador extracto)

La Primera Flor

“Junto a la casa había un jardín. Mis primeros compañeros de juego fueron las raíces, las hojas, y esos espíritus de la naturaleza que hablan a los niños.
Un día, del interior de una flor asomó una mano y me hizo señas para que me aproximase. Un niño no se asusta de eso; no me extrañó, pues, ver la mano. En cambio, me preocupó que la invitación fuese para entrar en la flor. Poco después, la flor se deshojó. Quise recoger sus pétalos y reconstruirla; pero me fue imposible. Pensé entonces en armar una flor de papel pintándola de colores vivos. Muchos días pasé en mi trabajo, hasta que la flor estuvo terminada. La llevé al jardín y la puse en el lugar donde apareciera la mano. Si la flor hubiese estado bien hecha, la mano volvería a asomar. Pero la mano no vino, no retornó más. Mi flor no podía compararse con las del jardín, pintadas por el buen Dios.
En aquel momento dejé de ser niño y no pude seguir conversando con las plantas, las raíces, los espíritus, ni con las manos que aparecen y desaparecen en los jardines. Había entrado en competencia con la naturaleza y con el buen Dios; había contraído, sin saberlo, el compromiso mortal de crear una flor.”